Vamos a la plaza

No me gusta ir a la plaza con los chicos. En realidad, y lo digo: ‘¡Odio ir a la plaza con los chicos!’. Está mal decir eso, ¿no? Antes, cuando el primero era un bebé, me encantaba. Porque lo llevaba en el cochecito, lo ponía en la hamaca y lo volvía a poner en el cochecito. No se llenaba de arena, no se peleaba con los otros chicos, no se escapaba corriendo en el único segundo en que se me ocurría relajarme mirando hacia las hojas de los árboles que se movían con el viento… Ahora todo cambió. De diez acciones que hacen, nueve me ponen en conflicto con otros padres y me obligan a levantarme del banco donde tomo el primer mate del día para disculparme porque mi hijo le puso arena en los oídos a un nene o porque decidió armarle una torta de barro en la cabeza. Llegó hasta a sacarle el chupete a un bebé y a tirárselo en un tacho de basura de la plaza. La madre vino a mí a preguntarme por el chupete, y como yo no lo había visto, concentrada en mi hija menor, no tenía ni idea. Pero casi obligada por la madre que no se movía de adelante mío, le pregunté a él: ‘¿Dónde pusiste el chupete?’. ‘En el tacho de basura’, dijo. ¡Noooooo! Yo que en ese momento era una fanática de la estirilización… La mujer me iba a matar. Y sí, lo encontré ahí mismo, entre comida podrida, botellas de plástico y papeles sucios. Se lo di a la madre, quien lo recibió con cara de… de eso. Y yo, con mi orgullo herido, le dije: “Gracias, ¿no?”. Para qué. La pelea que se armó en esa plaza hizo que no volviera a pisarla nunca más en la vida.

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Historia aparte es cuando los quiero sacar de la plaza y empiezan a los gritos (potenciándose entre sí) y a decir que ‘¡Noooooo! ¡No te quiero más!”, delante de todo el mundo, muchas veces delante de los padres de otros amiguitos que después tengo que seguir viendo en el jardín. “Vamos, hace mucho calor, hay que ir a comer”. “¡¡¡Nooooooooooo!!!”, y el grito se escucha desde el piso 10 del edificio de enfrente. Y yo que soy de perfil XXS, intento contenerme pero al segundo me encuentro desencajada y gritando: “¡¡¡¡VA-MOS A-HO-RA MIS-MO!!!!”. Y mi grito se escucha desde el piso 21. Claro, no logro nada y empiezo a caminar hacia la salida del parque sin mirar atrás con la sangre hirviendo. Cuando me doy vuelta a 30 metros de distancia, veo que mis hijos están jugando de nuevo en el arenero como si nada. Uno en su hamaca favorita y la otra en un sube y baja con un amiguito que encontró. Mis energías no dan para más y decido sentarme, furiosa y mirándolos con cara de ‘ya van a ver’. Mientras tanto, observo a mi alrededor cómo las otras madres, muy dedicadas ellas, sonríen junto a sus hijos, los hamacan con serenidad y temple debajo de un sol insoportable y me pregunto a mí misma: ‘¿Traje el protector solar?’.

7 responses to “Vamos a la plaza”

  1. marina says :

    odio a los que no dicen gracias.

  2. marina says :

    no está mal odiar la plaza! yo de chica también las odiaba. prefería jugar sola en mi casa que tener que esperar media hora por una hamaca o aguantar a cada nabo que se acercara! te recontra banco por odiar la plaza.

  3. Clau says :

    LLEGUE, Marce!!
    Mi táctica consiste en confabularnos con otras madres o padres, y salir todos en yunta… les avisamos 10 minutos antes de la partida para que se vayan mentalizando..y voila!

  4. Jorge says :

    Aunque ahora sea difícil de comprender, superar estos desafíos la debe estar haciendo mejor, visita tras visita a la plaza. Es un crecimiento, aunque no se perciba. Fíjese nomás el episodio del chupete: oportunidad perfecta para que el chico lo abandone; la madre, que lo necesitaba para calmar al chico (tal vez incluso precisara usar uno), se aferró a él y perdió el control. Tal vez con el tiempo se dio cuenta de la oportunidad perdida.
    En esa misma plaza y a esa hora del día le pido a mi nena que se siente del otro lado, para que no le dé el sol en la cara y para que me vea sentado en el borde de ladrillos. Aunque a veces llevamos una pelota y ni nos acercamos a las hamacas, por la espera de siempre. Quien proponga agregar cien hamacas se lleva mi voto.

  5. Fer says :

    Jajaj!!! Y pensar que yo me sentia mala madre por no ir casi NUNCA a la plaza. Ahora no me siento tan sola. Me encantan tus anecdotas!!!!!!!!!!

  6. susana says :

    Ufff… eso lo conozco! El unico consuelo, no estas sola! Jajaj

  7. Male says :

    Y ahora que los nenes están más grandes e independientes. Volviste a esa plaza ??

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